sábado, 22 de octubre de 2016

Un día laboral más en la vida de Harry

Harry ha conseguido un nuevo empleo después de un tiempo largo sin poder trabajar; además, va a tener un buen sueldo para los tiempos que corren: va a cobrar 1.000 euros haciendo 10 horas al día y 5 en sábado. Harry va a se mileurista, es un gran logro; eso le va a permitir vivir.

El empleo tiene buena pinta: nada de trabajos "forzados" (piensa él) ni nada de trabajar con fango hasta con lluvia (como en el campo); ahora tendrá un trabajo bajo techo en el que va a saber exactamente a qué hora va a entrar y a salir. Harry ha conseguido un empleo en una gran fábrica de puertas de madera.

Ya sabe cuál va a ser su trabajo: su trabajo consistirá en colocar maderas sobre un tope en la mesa de una máquina, pulsar un botón para que quede fijada y a continuación pulsar un pedal para que la sierra baje y corte. Esa va a ser su única ocupación solo interrumpida cuando tenga que cambiar o el carrito de entrada o el carrito terminado. Deberá cortar 300 piezas a la hora, con lo cuál al día deberá presentar un parte de alrededor de 3.000 piezas; los sábados no realizará producción sino limpieza.

Harry es un tipo que sabe cómo funciona la psique humana y entiende que este tipo de trabajos terminan afectando lo emocional. Su sabiduría y su autoconciencia en este caso son una condena. Levanta la mirada por un momento para observar a sus compañeros en sus respectivas máquinas y observa personas resignadas a sus destinos o incluso personas que, al no planterarse cuestiones como las que se plantea Harry, parece que pueden llegar a un grado de felicidad que él no podrá aspirar. Harry no está en ese caso pues sabe lo que hay, y sabe que trabajar en algo que a uno no le gusta acaba menguando la salud. Pero es lo que hay y no hay más, Harry debe comer y vivir, y en este sistema uno ha de hacer lo que pueda para ello. Harry no ha elegido trabajar en eso sino que no le queda alternativa, no hay más empleos a la vista y él debe vivir. Triste sistema de producción, piensa Harry.

Han pasado 5 horas y está cansado de tanta repetición: madera, botón, pedal...madera, botón, pedal..."Esto es un sin sentido, voy a convertirme en un robot". Harry mira por la ventana que da a un patio lleno de paquetes de madera y en el montón más alto observa un pájaro que parece que también le mira. Harry reflexiona: "¿Quién es libre de los dos? Tú trabajas para conseguir comida y nada más; los hombres trabajamos mucho tiempo más." "¿Para qué todo esto?" Piensa que él trabaja 10 horas al día a las que habrá que sumar tres más de desplazamiento. En total 13 horas dedicadas en exclusiva al trabajo. Si a 13 le sumamos las 8 para dormir salen 21. Le quedan 3 para comer, para comprar y para hacer las gestiones que tenga que hacer. "¿Esto es razonable?" Se pregunta. "¿Es razonable el tipo de sistema que hemos construído?"

Harry sigue mirando al pájaro y no entiende por qué un simple pájaro puede ser libre y el hombre debe estar enjaulado apretando botones sin parar durante gran parte del día. "¿No sería suficiente trabajar 4 o 5 horas diarias? ¿Por qué 8 como mínimo para recibir un salario que permita vivir? Vuelve a preguntarse: "¿Dónde está la razonabilidad?"

Harry sigue observando al pájaro revolotear esta vez sobre el árbol del patio y por un momento desearía ser un pájaro...

Vicente Berenguer

Las encuestas como herramienta para condicionar el voto de la sociedad

Los sociólogos investigan cuáles son las tendencias de la sociedad en un momento dado, cuál es la intención de voto, y así nos ofrecen una fotografía del momento. Pero lo que también han averiguado -investigando, cómo no-, es que las mismas encuetas o los datos del CIS condicionan la opinión de la sociedad y por tanto su voto. ¿Cómo? Muy sencillo: porque los indivíduos en general actúan en manada, en rebaño. Esto en el CIS lo saben y aquél que tenga un mínimo de conocimientos de sociología también.

Así, si el CIS dice el PP va a ser el partido más votado es probable que lo sea. Y es probable ya no porque las encuestas afirmen eso (que posiblemente lo hagan), sino porque la sociedad actúa en manada, y votará al PP, a Ciudadanos o al partido que sea porque es lo que "toca". ¿Tan poca autonomía se le supone a los indivíduos en general? En efecto, poca, o casi ninguna. Si ahora Podemos es cuarto en las encuestas tendrá difícil ser el más votado y ya no porque realmente vaya el cuarto, sino porque la sociedad percibe que ya no está de moda.

¿Y en el caso de que un día un partido que no interese al sistema sea el primero en las encuestas y haya "peligro" real de que entre a gobernar? La solución será fácil: repetir una y otra vez que dicho partido va en la cola en las encuestas, lo cuál, finalmente, se convertirá en realidad.

Por tanto el CIS y las encuestas son una herramienta más para condicionar el voto de la sociedad. ¿El resultado de las próximas elecciones sería el mismo si no se proporcionaran encuetas a la sociedad? La respuesta parece obvia.

Vicente Berenguer

Cuidado con los referéndums, dicen hoy los "demócratas", cuidado con contar con los ciudadanos

Los que se autodenominan demócratas se lamentan hoy de que en UK se haya preguntado al pueblo sobre algo tan importante como la permanencia en la UE.

El proyecto de la Unión Europea o el proyecto de los Estados Unidos de Europa no es un proyecto democrático, no es un proyecto que emane de la voluntad de los pueblos de Europa sino que responde a los intereses de las multinacionales, de EE.UU y de otro país cercano a este último y que no es necesario ni nombrar. UE es un proyecto de las élites mundiales y es solo un paso más en el establecimiento de un gobierno global y para ello es necesario que no haya referéndums, que no haya democracia, que no se pregunte a los ciudadanos.

Hoy muchos se lamentan de que se haya preguntado al pueblo: Rajoy, Sánchez, Rivera...todos coinciden en la torpeza de haber preguntado a la gente qué quiere hacer, torpeza por dejar en manos de la gente decisiones sobre su propio futuro. Los ciudadanos pueden poner en peligro el proyecto y esto no se debe volver a repetir; han tomado nota y evitarán a toda costa que haya "fiestas" democráticas en otros países.

Pero además se prepara la respuesta ante el posible desafío o ante las posibles dudas de muchos ciudadanos respecto al proyecto europeo: más Europa, es decir, profundizar con celeridad en la cesión de la soberanía nacional en favor de un gobierno cada vez más lejos y cada vez más cerca del sueño de las élites económicas del planeta.

El brexit supone una pausa en los planes pero tomarán nota: impedir a toda costa que se produzcan más referendums en otros países y acelerar al máximo sus planes antes de que pueda haber cualquier contratiempo. UK se irá, pero solo de momento.

Cuidado con los referéndums, dicen hoy los "demócratas", cuidado con contar con los ciudadanos.
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Vicente Berenguer

La igualdad y la justicia social en el neoliberalismo

Los defensores del liberalismo económico afirman con contundencia que este es un sistema basado en la igualdad y la justicia. Alegan que todos partimos desde la mismas bases y así todos podemos disfrutar de las mismas oportunidades. Y repiten, una y otra vez, que además de que todos gozamos de las mismas posibilidades los más aptos o capacitados lograrán ascender hasta arriba o situarse al menos en una buena posición y los que no son tan aptos o sencillamente carecen de talento se quedarán abajo, en el lugar que les corresponde por su naturaleza. Por tanto igualdad y justicia sería, según estos apologetas, las señas de identidad del sistema económico que defienden: igualdad en tanto que todo el mundo goza de las mismas oportunidades y justicia en tanto que la gente talentosa necesariamente y debido a su capacidad estarán en un lugar de responsabilidad o toma de decisiones. Así es que podríamos aplicar aquí la frase de Leibniz de que nos encontramos en el mejor de los mundos posibles. Pero este discurso es absolutamente falaz ya que parte de premisas falsas con lo cual la conclusión (que estamos en el mejor de los mundos posibles) es del todo equivocada.

En primer lugar y en cuanto a la supuesta igualdad, es falso que los ciudadanos partan de las mismas condiciones ya que unos, de inicio, estarán situados por encima del resto debido a su capacidad económica. Y es que sin capacidad económica no hay acceso a oportunidades y sin el igual acceso a oportunidades no hay igualdad. Y esto que es una obviedad parece que algunos no lo entienden –o mejor dicho, no lo quieren entender debido a sus posiciones de privilegio–: ¿Acaso puede un humilde campesino competir con las multinacionales? ¿Puede un joven de un barrio popular tener las mismas oportunidades que otra persona de clase alta? Las respuestas son bastante obvias sí, porque está bien claro que en esta “partida” no todos poseemos las mismas cartas ya que mientras que unos tienen unas pocas otros en cambio poseen casi toda la baraja.

Pero el segundo punto desde el que parten los neoliberales se antoja también del todo falso, y este punto es el de la supuesta justicia social. Y es que como hemos comentado, los neoliberales quieren hacer creer que cada uno ocupa el lugar natural que le corresponde dependiendo de su capacidad o valía. Y es falso por lo hemos dicho, porque los recursos económicos que uno posea son determinantes para la posición social que uno ocupará. Pero además hay muchos otros factores que sentencian que no se puede afirmar en absoluto que cada uno está ocupando el lugar que le corresponde según su valía y uno de estos factores es la falacia de la identificación entre la capacidad humana y la capacidad para el ascenso social. Porque si de capacidad humana estamos hablando nos estaremos refiriendo necesariamente a aquel talento, creatividad o genialidad puesta al servicio de la comunidad y no puesta en exclusiva al servicio de uno mismo –como así ocurre–. Este sería el tipo de talento que debería estar en puestos de decisión, pero con lo que nos encontramos es que las personas con estas capacidades y sensibilidades sociales a menudo quedan rezagadas de la ley de la selva que es este capitalismo salvaje. Estas personas verdaderamente talentosas a menudo no podrán abrir camino (debido a su falta de recursos pero más, debido también a que este talento honesto y veraz no interesa a las élites) y en cambio los que sí lo lograrán son en innumerables ocasiones los que estén en buena situación económica y los que estén dispuestos a usar herramientas como la mentira, la traición, la trampa o el egoísmo más patológico.

No hay que confundir por tanto el talento humano (el talento individual que es puesto al servicio de la comunidad) con el talento para ascender –o el talento para trepar–, y es por todo ello que no podemos hablar de justicia social en el sentido de que cada uno ocupa su lugar según su valía sino más bien de injusticia, la injusticia de que los que deberían estar arriba (personas que buscan construir un modelo social distinto que favorezca a todos y no solo a unos pocos) están abajo y en cambio los que deberían estar abajo (personas egoístas que solo buscan su propio interés particular sin importarles nadie más y cuyo único “talento” es poseer dinero o su capacidad para trepar) están arriba.

Se desmontan fácilmente los argumentos falaces de quienes defienden el modelo económico actual ya que ni hay igualdad ni justicia ni la puede haber. Pero lo que no queda desmontado ni tan siquiera tocado es nuestra fuerte voluntad de encaminarnos hacia una organización social más justa en la que verdaderamente haya igualdad; lo que nunca quedará cuestionado es la firme decisión de aquellos que están dispuestos a ofrecer su humilde talento al servicio de la construcción de un sistema mejor. Y hacia allá vamos.

Vicente Berenguer

La tierra de la falsa libertad

La situación en la "Tierra de la libertad" se había vuelto insostenible para muchos (en realidad era la Tierra de la falsa libertad, aunque oficialmente, y para engañar a los despistados la llamaban así). Gran cantidad de personas malvivían en la parte de abajo con unas pocas monedas y sin apenas recursos, percibían salarios de miseria a cambio de duras jornadas de trabajo (los "afortunados" que lo podían tener). Todo se había vuelto penoso para este sector mayoritario de la población. En cambio, en la parte de arriba las cosas eran muy diferentes. Allí la crisis había supuesto un mayor enriquecimiento del grupo social que vivía en aquella zona hasta el punto que había ocurrido algo novedoso: ahora, en lugar de papel higiénico, usaban billetes de 50.

La noticia llegó a oídos de los que vivían en la parte de abajo de la Tierra de la libertad. ¿Billetes de 50 como papel higiénico? Aquello fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de los de abajo, y decidieron ir a hablar con los millonarios de arriba. Estos les dijeron que comprendían la situación y llamaron a los "expertos" encabezados por el presidente para que se hiciese una reunión y estos expertos pudieran ofrecerles las explicaciones pertinentes. Y así se hizo.

Ya todos sentados, el grupo de representantes de los de abajo expusieron a los expertos cuáles eran los hechos, y los hechos eran que mientras gran parte de la población de la Tierra de la libertad estaba pasando verdaderas penurias con salarios humillantes y doblando en muchos casos la jornada laboral siendo ya unos esclavos, los de arriba vivían como reyes, disfrutando de todo lujo pensable y para más inri ahora se limpiaban el culo con billetes de 50, algo sin duda simbólico y que a los de arriba les producía un gran placer. Era una situación muy injusta estas diferencias, diferencias que siempre habían existido pero que ahora se habían multiplicado por la famosa crisis: los de abajo iban de camino a la esclavitud (y muchos de ellos ya en ella) y los de arriba, en cambio, ahora tenían mucho más si cabe.

Esta fue a groso la exposición de los hechos y esta fue, resumiendo también, la respuesta de los expertos:

-Vuestro problema, la pobreza o la miseria, nada tiene que ver con la situación de los de arriba, la riqueza. Es decir, es independiente el hecho de que vosotros percibáis salarios tan bajos con el hecho de que arriba naden en la abundancia. No tiene nada que ver el que una parte cada vez posea más dinero, patrimonio, yates, joyas y lo que quieran tener con que otra parte, en este caso una mayoría, tenga cada vez menos y deba trabajar cada vez más por menos. No se equivoquen caballeros, una cosa no tiene que ver con la otra.

-Por otra parte, debéis alegraros de ver que los ricos cada vez sean más ricos y debéis estar contentos porque estos millonarios o multimillonarios contra los que protestáis hayan decidido vivir en la Tierra de la libertad y no en otra parte porque así la economía estará en movimiento y podrán haber empresas y posibilidad de trabajar para ellos, y me consta que muchos de ustedes lo hacen, trabajar para ellos. Imagínense que un día decidan irse de aquí; sería nefasto. Agradézcanles el que vivan aquí y que cada día ellos posean más porque serán oportunidades para ustedes.

-Por último, no les moleste que ellos usen billetes de 50 como papel higiénico. Ustedes no saben, pero si en lugar de limpiarse el culo con ellos se los entregaran a ustedes...se produciría una distorsión en los precios con lo cual todo el mundo saldría perdiendo, también ustedes. Sabemos que pueden pensar que ellos podrían compartir algo o que para que se use ese dinero de ese modo sería mucho mejor el que ellos dieran algo a ustedes, pero créanme, eso sería contraproducente para todos y se les volvería en contra. Es mejor que todo siga así, y que por muchas penurias que puedan estar pasando y por contra por muy bien que vivan arriba son ustedes unos privilegiados por poder vivir y formar parte de la Tierra de la libertad. Aquí reina la libertad, son libres, y este es nuestro valor supremo, por encima incluso de la propia dignidad, por encima de que todos los habitantes puedan tener una vida digna.

Miren caballeros, miren hacia nuestra bandera, ámenla y llévenla en sus corazones. Esta es nuestra patria y todos formamos parte ella, ustedes (los de abajo) y los de arriba. Siéntanla porque nuestra patria nos une a todos, y nuestra patria, como digo, es lo que realmente importa y no si unos viven mejor u otros peor. ¡Nuestra patria caballeros! ¡Viva la tierra de la libertad!

Los expertos economistas y políticos, tras estas palabras pronunciadas por el presidente, se pusieron en pie y lo ovacionaron con un sonoro aplauso y unos vivas, mientras que el grupo de los de abajo, sumidos en una gran perplejidad, fueron desalojados de la sala por las fuerzas de seguridad.

Vicente Berenguer

La nueva educación: educar a los niños para el éxito laboral aunque dejen de ser niños



Son los nuevos tiempos y hay que adaptarse. Desde la más temprana edad se intenta que los niños obtengan capacidades con las que puedan triunfar o simplemente sobrevivir en este sistema pseudosalvaje: el niño deberá aprender varios idiomas, ir al club de tenis, a ensayar con su instrumento...después del colegio, a las 4 de la tarde clases de inglés; a las 5 clases de francés, a las 6 clases de chino, a las 7 toca informática, a las 8 música (por si acaso tenemos un Mozart); a las 9...y jugar...jugar es perder el tiempo. El resultado son niños que han dejado de ser niños o que nunca lo fueron, niños sin las emociones típicas de su edad; son niños robotizados, sin alegría en sus rostros, con un montón de contenidos metidos en sus cabezas pero sin apenas alegría. Conseguirán prepararlos para la dura vida laboral del sistema capitalista pero a cambio de perder la mejor etapa en la vida de un ser, la infancia.

Conozco casos en los que, en el afán de los padres por preparar a sus hijos para la "batalla", han prohibido que en sus casas haya juguetes: muñecas, cochecitos...todo esto es una pérdida de tiempo e inútil: todo ha de ser didáctico desde el principio, todo ha de tener como finalidad el aprender algo útil; ¿fomentar y potenciar emociones sanas como la risa? Eso es para perdedores, nuestro hijo no va a perder el tiempo jugando con amigos y riendo ni un solo instante pues tiene cosas más importantes que hacer.

Algunos colegios supuestamente avanzados aplican técnicas y presumen de que sus pequeños alumnos están a la vanguardia de la moralidad. Los niños se muestran muy educados, correctos, disciplinados y con formas típicas de adultos muy "civilizados"; sus padres están encantados de tener unos niños tan estupendos, pero una mirada basta para percatarse de que ya no son niños: ahora son otra cosa más parecida a un robot.

Paso todos los días por la parada de un autobús escolar donde una decena de niños, bien uniformados y con pantalón corto a pesar del frío, esperan junto a sus padres a que llegue el bus para que les lleve a su escuela: no veo alegría en sus caras, veo unos niños tremendamente educados, niños responsables y que sin duda muchos sacarán buenas calificaciones y en el futuro serán grandes abogados, empresarios o lo que se propongan, pero no veo la alegría del "niño" en sus caras. Curiosamente, en la parte trasera del bus hay un dibujo publicitario con dos niños con una sonrisa de oreja a oreja. Qué curioso.

Parece que los tiempos exigen preparar a los niños para la complicada vida que les espera y es normal que así sea pero no debería ser a cambio de arrancarles las emociones y la mejor época que van a vivir en sus vidas, la infancia; no debería ser a cambio de que los niños dejen de ser niños.
Vicente Berenguer

Guerra psicológica contra la sociedad

Quien más o quien menos sospecha que las élites pretenden instaurar el control absoluto sobre la población ya sea mediante la ley y su brazo ejecutor, la policía, mediante el control de las comunicaciones de los ciudadanos o lo que fuere. Partimos también de la premisa de la sociedad no será partidaria de estos planes. Pues bien, esta segunda premisa puede convertirse en falsa en un futuro debido a la actividad terrorista (ya habiendo ciudadanos a día de hoy que empiezan a cambiar sus planteamientos).

La cuestión es que esta “guerra” en la que nos dicen que estamos hará que la vida de los ciudadanos se torne insegura. Y ya nos están advirtiendo desde el poder que esto no ha hecho nada más que empezar, que se espera muchas más actividad, incluso ataques químicos etc etc y todo ello en cualquier parte del mundo. Parece que más que tranquilizar pretenden todo lo contrario, intranquilizar. Y en este contexto de pánico y en un futuro es probable que ocurra que la sociedad en general demandará guerra contra el enemigo que sea y evidentemente demandará seguridad porque se va a sentir insegura; demandará protección y mayor seguridad a cambio, como no puede ser de otra manera, de su libertad. Demandará todo esto o como mínimo no lo verá con malos ojos.

De este modo caerá el segundo punto de partida y será la sociedad misma quien demande o le parezca adecuado que sus libertades sean restringidas severamente. Las élites, claro está, estarán encantadas de restringir nuestras libertades endureciendo la ley e implantando un estado controlador-totalitario además sirviéndose de la tecnología presente y futura, al punto de llegarse al 1984 de Orwell. Y si aún quedase algún reducto de resistencia en parte de la sociedad a la existencia de un estado controlador tal, bastarán una nueva serie de atentados para persuadir a todo defensor de la libertad de que debe elegir entre libertad o seguridad-supervivencia.

“Gracias” a los atentados y al miedo que ello generará en las personas las élites podrán ir implantando su proyecto de largo alcance, el estado controlador-totalitario adelantado por Orwell.
Así es que se nos pondrá en la tesitura de libertad o supervivencia, un falso dilema pero que debido a la inestabilidad se tornará en verdadero, y los ciudadanos elegirán la supervivencia, “permitiendo” así la creación de un estado controlador ofreciendo de este modo la libertad a cambio de un Estado-totalitario que garantice sus vidas.

Estos son los planes que los ingenieros sociales tienen preparados para nosotros: causar inseguridad para que los estados puedan ir progresivamente restringiendo las libertades. Y no, en algo no nos mienten cuando dice que los ciudadanos están en guerra. Efectivamente estamos en guerra, estamos en la guerra psicológica que van a mantener los poderes contra los ciudadanos, una guerra que persigue el debilitamiento moral del enemigo (los ciudadanos) en pos de poder ir implantando el ansiado 1984.

Y en esta guerra, obviamente, los medios de comunicación jugarán un papel fundamental y es que su misión consistirá en difundir-publicitar cualquier amenaza sobre la población: cualquier vídeo con amenazas será publicitado hasta la extenuación por las televisiones (justo lo que los autores de los vídeos pretenden), cualquier mensaje que pueda causar miedo en la población deberá ser difundido y repetido constantemente. EL objetivo no es otro sino que causar pánico generalizado para que los ciudadanos “comprendan” que es necesario ir eliminando la libertad por el bien de la sociedad misma, por la seguridad, por la supervivencia. Los terroristas grabarán sus vídeos porque en teoría buscan sembrar el miedo en la población occidental, y los medios occidentales los difundirán justo para eso, para que la población tenga miedo y sienta inseguridad en sus vidas. Y si la población tiene miedo el triunfo de las élites está asegurado.

El terrorismo entra pues dentro de los planes de las élites, es más, es una de sus herramientas para lograr su objetivo: el pleno control social.

Estamos en guerra, en la guerra psicológica contra la sociedad.

Vicente Berenguer