Son los nuevos tiempos y hay que adaptarse. Desde la
más temprana edad se intenta que los niños obtengan capacidades con las que
puedan triunfar o simplemente sobrevivir en este sistema pseudosalvaje: el niño
deberá aprender varios idiomas, ir al club de tenis, a ensayar con su instrumento...después
del colegio, a las 4 de la tarde clases de inglés; a las 5 clases de francés, a
las 6 clases de chino, a las 7 toca informática, a las 8 música (por si acaso
tenemos un Mozart); a las 9...y jugar...jugar es perder el tiempo. El resultado
son niños que han dejado de ser niños o que nunca lo fueron, niños sin las
emociones típicas de su edad; son niños robotizados, sin alegría en sus
rostros, con un montón de contenidos metidos en sus cabezas pero sin apenas
alegría. Conseguirán prepararlos para la dura vida laboral del sistema
capitalista pero a cambio de perder la mejor etapa en la vida de un ser, la
infancia.
Conozco casos en los que, en el afán de los padres por preparar a sus hijos para la "batalla", han prohibido que en sus casas haya juguetes: muñecas, cochecitos...todo esto es una pérdida de tiempo e inútil: todo ha de ser didáctico desde el principio, todo ha de tener como finalidad el aprender algo útil; ¿fomentar y potenciar emociones sanas como la risa? Eso es para perdedores, nuestro hijo no va a perder el tiempo jugando con amigos y riendo ni un solo instante pues tiene cosas más importantes que hacer.
Algunos colegios supuestamente avanzados aplican técnicas y presumen de que sus pequeños alumnos están a la vanguardia de la moralidad. Los niños se muestran muy educados, correctos, disciplinados y con formas típicas de adultos muy "civilizados"; sus padres están encantados de tener unos niños tan estupendos, pero una mirada basta para percatarse de que ya no son niños: ahora son otra cosa más parecida a un robot.
Paso todos los días por la parada de un autobús escolar donde una decena de niños, bien uniformados y con pantalón corto a pesar del frío, esperan junto a sus padres a que llegue el bus para que les lleve a su escuela: no veo alegría en sus caras, veo unos niños tremendamente educados, niños responsables y que sin duda muchos sacarán buenas calificaciones y en el futuro serán grandes abogados, empresarios o lo que se propongan, pero no veo la alegría del "niño" en sus caras. Curiosamente, en la parte trasera del bus hay un dibujo publicitario con dos niños con una sonrisa de oreja a oreja. Qué curioso.
Parece que los tiempos exigen preparar a los niños para la complicada vida que les espera y es normal que así sea pero no debería ser a cambio de arrancarles las emociones y la mejor época que van a vivir en sus vidas, la infancia; no debería ser a cambio de que los niños dejen de ser niños.
Conozco casos en los que, en el afán de los padres por preparar a sus hijos para la "batalla", han prohibido que en sus casas haya juguetes: muñecas, cochecitos...todo esto es una pérdida de tiempo e inútil: todo ha de ser didáctico desde el principio, todo ha de tener como finalidad el aprender algo útil; ¿fomentar y potenciar emociones sanas como la risa? Eso es para perdedores, nuestro hijo no va a perder el tiempo jugando con amigos y riendo ni un solo instante pues tiene cosas más importantes que hacer.
Algunos colegios supuestamente avanzados aplican técnicas y presumen de que sus pequeños alumnos están a la vanguardia de la moralidad. Los niños se muestran muy educados, correctos, disciplinados y con formas típicas de adultos muy "civilizados"; sus padres están encantados de tener unos niños tan estupendos, pero una mirada basta para percatarse de que ya no son niños: ahora son otra cosa más parecida a un robot.
Paso todos los días por la parada de un autobús escolar donde una decena de niños, bien uniformados y con pantalón corto a pesar del frío, esperan junto a sus padres a que llegue el bus para que les lleve a su escuela: no veo alegría en sus caras, veo unos niños tremendamente educados, niños responsables y que sin duda muchos sacarán buenas calificaciones y en el futuro serán grandes abogados, empresarios o lo que se propongan, pero no veo la alegría del "niño" en sus caras. Curiosamente, en la parte trasera del bus hay un dibujo publicitario con dos niños con una sonrisa de oreja a oreja. Qué curioso.
Parece que los tiempos exigen preparar a los niños para la complicada vida que les espera y es normal que así sea pero no debería ser a cambio de arrancarles las emociones y la mejor época que van a vivir en sus vidas, la infancia; no debería ser a cambio de que los niños dejen de ser niños.
Vicente Berenguer
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