La situación en la "Tierra de la libertad" se había vuelto insostenible
para muchos (en realidad era la Tierra de la falsa libertad, aunque
oficialmente, y para engañar a los despistados la llamaban así). Gran
cantidad de personas malvivían en la parte de abajo con unas pocas
monedas y sin apenas recursos, percibían salarios de miseria a cambio de
duras jornadas de trabajo (los "afortunados" que lo podían tener). Todo
se había vuelto penoso para este sector mayoritario de la población. En
cambio, en la parte de arriba las cosas eran muy diferentes. Allí la
crisis había supuesto un mayor enriquecimiento del grupo social que
vivía en aquella zona hasta el punto que había ocurrido algo novedoso:
ahora, en lugar de papel higiénico, usaban billetes de 50.
La
noticia llegó a oídos de los que vivían en la parte de abajo de la
Tierra de la libertad. ¿Billetes de 50 como papel higiénico? Aquello fue
la gota que colmó el vaso de la paciencia de los de abajo, y decidieron
ir a hablar con los millonarios de arriba. Estos les dijeron que
comprendían la situación y llamaron a los "expertos" encabezados por el
presidente para que se hiciese una reunión y estos expertos pudieran
ofrecerles las explicaciones pertinentes. Y así se hizo.
Ya todos
sentados, el grupo de representantes de los de abajo expusieron a los
expertos cuáles eran los hechos, y los hechos eran que mientras gran
parte de la población de la Tierra de la libertad estaba pasando
verdaderas penurias con salarios humillantes y doblando en muchos casos
la jornada laboral siendo ya unos esclavos, los de arriba vivían como
reyes, disfrutando de todo lujo pensable y para más inri ahora se
limpiaban el culo con billetes de 50, algo sin duda simbólico y que a
los de arriba les producía un gran placer. Era una situación muy injusta
estas diferencias, diferencias que siempre habían existido pero que
ahora se habían multiplicado por la famosa crisis: los de abajo iban de
camino a la esclavitud (y muchos de ellos ya en ella) y los de arriba,
en cambio, ahora tenían mucho más si cabe.
Esta fue a groso la exposición de los hechos y esta fue, resumiendo también, la respuesta de los expertos:
-Vuestro
problema, la pobreza o la miseria, nada tiene que ver con la situación
de los de arriba, la riqueza. Es decir, es independiente el hecho de que
vosotros percibáis salarios tan bajos con el hecho de que arriba naden
en la abundancia. No tiene nada que ver el que una parte cada vez posea
más dinero, patrimonio, yates, joyas y lo que quieran tener con que otra
parte, en este caso una mayoría, tenga cada vez menos y deba trabajar
cada vez más por menos. No se equivoquen caballeros, una cosa no tiene
que ver con la otra.
-Por otra parte, debéis alegraros de ver que
los ricos cada vez sean más ricos y debéis estar contentos porque estos
millonarios o multimillonarios contra los que protestáis hayan decidido
vivir en la Tierra de la libertad y no en otra parte porque así la
economía estará en movimiento y podrán haber empresas y posibilidad de
trabajar para ellos, y me consta que muchos de ustedes lo hacen,
trabajar para ellos. Imagínense que un día decidan irse de aquí; sería
nefasto. Agradézcanles el que vivan aquí y que cada día ellos posean más
porque serán oportunidades para ustedes.
-Por último, no les
moleste que ellos usen billetes de 50 como papel higiénico. Ustedes no
saben, pero si en lugar de limpiarse el culo con ellos se los entregaran
a ustedes...se produciría una distorsión en los precios con lo cual
todo el mundo saldría perdiendo, también ustedes. Sabemos que pueden
pensar que ellos podrían compartir algo o que para que se use ese dinero
de ese modo sería mucho mejor el que ellos dieran algo a ustedes, pero
créanme, eso sería contraproducente para todos y se les volvería en
contra. Es mejor que todo siga así, y que por muchas penurias que puedan
estar pasando y por contra por muy bien que vivan arriba son ustedes
unos privilegiados por poder vivir y formar parte de la Tierra de la
libertad. Aquí reina la libertad, son libres, y este es nuestro valor
supremo, por encima incluso de la propia dignidad, por encima de que
todos los habitantes puedan tener una vida digna.
Miren
caballeros, miren hacia nuestra bandera, ámenla y llévenla en sus
corazones. Esta es nuestra patria y todos formamos parte ella, ustedes
(los de abajo) y los de arriba. Siéntanla porque nuestra patria nos une a
todos, y nuestra patria, como digo, es lo que realmente importa y no si
unos viven mejor u otros peor. ¡Nuestra patria caballeros! ¡Viva la
tierra de la libertad!
Los expertos economistas y políticos, tras
estas palabras pronunciadas por el presidente, se pusieron en pie y lo
ovacionaron con un sonoro aplauso y unos vivas, mientras que el grupo de
los de abajo, sumidos en una gran perplejidad, fueron desalojados de la
sala por las fuerzas de seguridad.
Vicente Berenguer
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