Los sociólogos investigan cuáles son las tendencias de la sociedad en un
momento dado, cuál es la intención de voto, y así nos ofrecen una
fotografía del momento. Pero lo que también han averiguado
-investigando, cómo no-, es que las mismas encuetas o los datos del CIS
condicionan la opinión de la sociedad y por tanto su voto. ¿Cómo? Muy
sencillo: porque los indivíduos en general actúan en manada, en rebaño.
Esto en el CIS lo saben y aquél que tenga un mínimo de conocimientos de
sociología también.
Así, si el CIS dice el PP va a ser el partido más votado es probable que
lo sea. Y es probable ya no porque las encuestas afirmen eso (que
posiblemente lo hagan), sino porque la sociedad actúa en manada, y
votará al PP, a Ciudadanos o al partido que sea porque es lo que "toca".
¿Tan poca autonomía se le supone a los indivíduos en general? En
efecto, poca, o casi ninguna. Si ahora Podemos es cuarto en las
encuestas tendrá difícil ser el más votado y ya no porque realmente vaya
el cuarto, sino porque la sociedad percibe que ya no está de moda.
¿Y en el caso de que un día un partido que no interese al sistema sea el
primero en las encuestas y haya "peligro" real de que entre a gobernar?
La solución será fácil: repetir una y otra vez que dicho partido va en
la cola en las encuestas, lo cuál, finalmente, se convertirá en
realidad.
Por tanto el CIS y las encuestas son una herramienta más para
condicionar el voto de la sociedad. ¿El resultado de las próximas
elecciones sería el mismo si no se proporcionaran encuetas a la
sociedad? La respuesta parece obvia.
Vicente Berenguer
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