Felipe González y José María Aznar, ex presidentes
del gobierno de España, han pedido la inmediata liberación del disidente
venezolano Leopoldo López, además de afirmar que “Venezuela es una
dictadura represiva”. Parece que les invade una tremenda preocupación
por los derechos humanos; pudiera aparentar que les inquieta sobremanera
que no se estén respetando las libertades en el mundo y de ahí su apoyo
incondicional al llamado “preso político”.
Los
dos ex mandatarios junto con otras personalidades internaciones están
realizando reuniones y apariciones públicas, los medios de comunicación
difunden sin descanso lo que ellos denominan “injusticia y vulneración
de los derechos en Venezuela”, los tertulianos políticos nos advierten
sobre el peligro que entraña el chavismo y Maduro...y encabezando toda
esta ansia internacional de libertad tenemos, como decimos, al hombre de
negocios Felipe González al que ahora se le suma Aznar, ex mandatario
que apoyó la intervención militar ilegal en Irak y que no dudó en
decirles a los españoles en horario de máxima audiencia “créanme lo que
les digo, Sadam Hussein tiene armas de destrucción masiva”. No dudó en
afirmarlo, en apoyar la guerra yanki con la consecuente
desestabilización en la zona, muerte y terror para los irakíes como
tampoco dudó posteriormente en no pedir perdón a los ciudadanos
españoles por su afirmación pero sobre todo a las familias de los
fallecidos en Irak (pedir perdón y para mi gusto desaparecer también de
la escena pública al menos por pura vergüenza). Pues bien, estos dos
sujetos son los que están librando -nos dicen los medios- una batalla
internacional en favor de los derechos humanos allá donde se quebranten,
¿allá donde se quebranten?
Si
por algo se ha caracterizado el ilustre señor González en los últimos
tiempos es por ser un supuesto paladín en la defensa de los derechos
humanos -aparte de trabajar para el multimillonario Slim-. Bien podría
parecer si uno se informa en los medios convencionales -o mejor dicho:
se desinforma- que a este referente de la pseudoizquierda le mueve una
causa tan noble como la que dice defender, pero nos resulta cuanto menos
sospechoso que su foco y el foco mediático de la adulterada prensa
internacional se centre en Venezuela, gobernada precisamente por un
gobierno que González, Aznar y la derecha internacional califican de
gobierno no amigo.
Y
decimos que cuanto menos es sospechoso que a nuestros “luchadores” por
la libertad les movilice una sincera preocupación social ya que en la
actualidad existen en el mundo verdaderas tiranías, regímenes atroces
que no dudan en aplicar la lapidación, la humillación más despreciable
hacia la mujer o la crucifixión para los disidentes políticos. ¿Qué hay
de algunos países en los que se crucifica y decapita a los disidentes o
se lapida a las mujeres, señor González? ¿Para cuándo se va a pasar
usted por estos países para intentar entrevistarse con alguien a quien
vayan a crucificar, decapitar o lapidar? ¿Cuándo van ustedes a realizar
campañas internacionales contra semejantes regímenes? ¿Cuándo
focalizarán su atención los medios en países como estos? ¡Ah!, disculpen
ustedes, que estos países son nuestros aliados y amigos...comprendemos
caballeros, comprendemos que no importan las flagrantes violaciones de
los derechos humanos siempre que el gobierno o dicha tiranía sea nuestra
amiga; entendemos que hay que emprender campañas internacionales contra
un gobierno democrático pero no hay que hacer ruido para que la prensa
internacional se centre en países amigos que torturan, crucifican o
lapidan, tan amigos que el actual jefe de Estado español ha estado
recientemente de visita cordial a uno de estos regímenes que deberían
avergonzar hasta al más insensible.
Señor
González, Aznar, señores “luchadores” por la libertad de Venezuela que
tanto abundan en los países occidentales europeos y medios de
comunicación de los países llamados democráticos: ¿qué les moviliza a
ustedes? ¿La libertad o acaso algún otro interés? ¿Por qué les importa
tanto que un tribunal de Venezuela condenase a López (condena ratificada
por el Tribunal Supremo) pero sin embargo les importa tan poco lo que
está ocurriendo en otros lugares? No, señor González, señor Aznar; no,
dueños de los medios de comunicación al servicio de poder: no queremos
ser mal pensados y nos encantaría imaginar que a todos ustedes les mueve
una sincera motivación social, una defensa de las causas justas, pero
se nos antoja tarea bien difícil creerles, y en cambio nos resulta tarea
sencilla el creer que detrás de todo este ruido mediático pudieran
esconderse intereses que nada tienen que ver con derechos humanos. Los
hechos son tozudos.
Vicente Berenguer